EL DESAFÍO DEL LIDERAZGO. II PARTE.
Por: Moisés Solano M.
Coach de Liderazgo y Desarrollo del Potencial Humano.
Aprendiendo a aprender de nuestras experiencias.
Lo primero que vamos a hacer será realizar un análisis claro, honesto y real de nuestros errores, oportunidades y debilidades.
Realizaremos un estudio detallado de cada uno de nuestros focos rojos (oportunidades totales de mejora), con el fin de entender su origen, su raíz, la razón de nuestra respuesta, forma de pensar y de enfrentar estas situaciones, que nos llevaron a actuar de manera errónea.
No podemos cambiar nada, sin primero llegar a conocernos a profundidad. Sin primero aprender a reaprender de nosotros y nuestras experiencias, en forma continua.
Todo es aprendizaje y el volvernos nuestros mejores críticos, y aumentar nuestra exigencia hacia la mejora personal, hasta que se vuelva un hábito de vida, es indispensable para poder volvernos fuerzas o motores de mejora para toda nuestra influencia externa,
Luego de este análisis, anota cada una de tus fortalezas y debilidades.
Una vez listo este paso, anota tus metas en función de ese brutalmente honesto autoanálisis y establece en papel los pasos a seguir (tu plan de acción personal) y si es posible fechas de avances y medición de resultados.
En la vida cuando se avanza, se convierte en un continuo caer y levantarse, la clave radica en no caer siempre por la misma razón.
Aprender de lo bueno, para que se repita, aprender de lo bueno, para hacerlo aún más bueno.
El autodesarrollo no debe detenerse, porque tenemos la responsabilidad de enseñarlo y transmitirlo.
La cultura determinará el sistema, el cual considero, debe de estar basado en los pilares de la sinceridad, la comunicación constante y efectiva, la medición de resultados de extremo a extremo. Y la libre información de todo para todos.
Todos deben de estar involucrados y responsabilizar a sus miembros de buscar siempre mejores formas de hacer las cosas. El establecer los medios y canales para lograrlos son clave, tomando en cuenta que estos deben adaptarse a la cantidad de miembros y tamaño de la organización.
Creer en la gente y esperar siempre lo mejor es necesario, ya que esto asegura que se involucre a todos y cada uno en cada nueva implementación o proceso creativo, o cualquier idea que implique cambio, mejora o transformación.
Entonces será que el líder es aquel que inspira a que cada individuo, aquel que se se atreve a entregar lo mejor de si mismo.
O por el contrario, es ese ser, que a través del temor y desconfianza, logra resultados a todo costo, sin importar si en el trayecto para llegar al objetivo, deja marcas de desilusión en el alma de su gente, agotamiento mental y altas dosis de estrés e impotencia.
Las malas decisiones crean impotencia, incertidumbre, comunicación esquiva, bajo compromiso. Y el no entender la realidad del negocio incrementa la afectación, ya que los que hacen las cosas bien y generan valor, no se notan, y los que no aportan tampoco se notan.
Una persona en una posición de liderazgo, que no entiende, que no se preocupa por entender y no tiene la experiencia, no puede establecer parámetros de medición correctos ni efectivos, además no puede entender la forma de accionar de su gente a cargo, por ende, terminará convirtiéndose en una veleta de sus inseguridades.
De ahí la frase :"El que no sabe no sabe mandar".
El crear una cultura inspirada en su gente, garantiza impulsar el mayor y más increíble activo con el que cuenta cada organización.
El sistema debe animar a cada ser humano que invierte su tiempo y energía para alcanzar los objetivos de la empresa, a dar el salto, atreverse a proponer, enfrentar, opinar, expresar su punto de vista.
El sistema debe animar a las personas a SER CON TODA SU ESENCIA, sin temor a represalias.
Continúa.
#Desafíodeliderar
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